La relación de los cerca de cuatro mil fusilados y desparecidos durante la Guerra Civil y años posteriores en Navarra será depositada mañana en la Audiencia nacional para que el juez Baltasar Garzón elabore la lista de represaliados y emprenda las acciones legales oportunas que permitan la localización de sus cuerpos y la información sobre las circunstancias que rodearon sus desapariciones. La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra se persona en esta causa y será Teo Goldaracena quien se encargue de desplazarse a Madrid para depositar este material.
Junto a la relación de represaliados navarros, sobre la mesa del juez Garzón serán depositadas las listas que han recabado las diversas asociaciones de Memoria Histórica que trabajan para rescatar del olvido a todas estas personas tan injustamente tratadas por la historia oficial. Uno de los letrados que representan a estas asociaciones, Fernando Magán, señaló recientemente que llevarán datos de "todas las provincias españolas cuya cifra de desaparecidos puede alcanzar los 130.000". Magán añadió que los nombres de las personas desaparecidas y los lugares de las fosas comunes que han podido ser recopilados proceden de varias fuentes: de investigaciones privadas, de estudios realizados por historiadores y de la búsqueda llevada a cabo por multitud de asociaciones de recuperación de la memoria histórica.
El Juez Baltasar Garzón ha tomado una iniciativa basada en la Ley de Memoria Histórica sobre los desaparecidos en la Guerra Civil española. Se trata de una petición de documentación que, a todas luces, desborda todo lo conocido hasta ahora: Garzón quiere entrar en los archivos de los ayuntamientos, parroquias, etcétera, para que se identifiquen a las víctimas que comenzaron a desaparecer a partir del 17 de julio de 1936, víspera del alzamiento.
La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra tiene la esperanza de que esta acción judicial sirva para reimpulsar un movimiento de búsqueda que se inició en Navarra en el año 1978. "Para nosotros es importante que se reconozca oficialmente que hubo represión franquista y que fue arbitraria y cruel". Pero, en opinión de Joseba Ezeolaza, es también fundamental para restituir a estas personas que "a partir del auto de Garzón ya no sea necesario solicitar la demanda de información sino que se facilite de oficio".
En Navarra se dispone de un listado que, en principio, completaría la relación de desaparecidos que se ha conocido hasta ahora pero nunca se podrá cerrar esta relación por los años transcurridos, la cantidad de información perdida al fallecer testigos directos y por los datos tan incompletos que conservan los archivos históricos, diocesanos, parroquiales y municipales sobre las personas represaliadas.
La carencia principal, según apuntaron Joseba Ezeolaza y Teo Goldaracena, es la referida a los lugares donde fueron enterrados los fusilados. "Se trata de tumbas muy dispersas". La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra es consciente de la ardua labor que queda por hacer ya que en los rescates iniciados en 1978 hubo muy buena voluntad, mucho esfuerzo, mucho dolor pero pocos medios, ningún apoyo oficial y escasas posibilidades de identificar correctamente todos los restos localizados.