Después de veinticuatro años de gobiernos de derechas, regidos en su gran parte por el gran contorsionista de la política navarra, Miguel Sanz, la gestión política de esta tierra de diversidad conjurada, a mitad de camino entre el Apocalipsis y la Tierra Prometida, presenta signos de evidente agotamiento. Un agotamiento hábilmente camuflado por cifras económicas en notable detrimento. Pero no sólo es la gestión política, es el modelo de sociedad, las relaciones sociales, la participación social, el control de las instituciones, los discursos e ideas y los modelos convivenciales, los que presentan graves carencias, cuando no gravísimos efectos secundarios de irreparable mejora. Y es que esta tierra más que cansada, está desfondada, sumida en un profundo sueño de los justos, en ese espacio del limbo donde duermen las utopías realizables. Después de un cuarto de siglo de gestión conservadora y de empecinamiento epicoforal, sus dirigentes pueden ponerse todas las medallas que más les gusten, pero Navarra suspende muchas asignaturas. Principalmente de carácter económico, cultural y de cohesión social. Sólo un dato: en los últimos veinte años, Navarra no ha sido capaz de reducir sus tasas de pobreza, una de las más bajas del Estado, cierto, pese al incremento absolutamente descomunal del PIB navarro en esos años. (klik egin-ver más)
Paco Roda en DNN