Primero fue en Austria, pero es en Irlanda donde la rebelión de los curas contra la cúpula vaticana está adquiriendo mayores proporciones. Son más de 900 los sacerdotes irlandeses, capitaneados por el padre Tony Flannery, los que piden cambios profundos en la institución y, además, denuncian los métodos inquisitoriales de Roma para silenciarlos y asfixiar sus reivindicaciones.
Tanto es así que el provincial redentorista, Adrian Egan, denuncia la presencia de “agentes vaticanos de la ortodoxia”, que espían a los clérigos y se chivan a Roma, para que, desde allí, se lancen las consiguientes “represiones” eclesiásticas. Como en la época de los espías de la Inquisición.
El actual guardián de la ortodoxia, William Joseph Levada, ha decidido silenciar a uno de los jefes del movimiento de los curas rebeldes irlandeses. Se trata del padre Tony Flannery, religioso redentorista de Limerick, que, siguiendo la estela de la Pfarrer-Iniciative austríaca, lidera una asociación de cerca de 900 sacerdotes que expresa posiciones favorables al sacerdocio femenino, denuncia la gravedad de los escándalos sexuales en la Iglesia y no comparte las posiciones del Vaticano sobre la contracepción.
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