Tafalla se ha volcado esta mañana en el recibimiento a la concentración de auroros de Navarra. Cada pocos metros se podían ver mesas instalada por los vecinos para agradecer y obsequiar a los coros por su esfuerzo y por el colorido y alegría que han esparcido por las calles. Pero parte de los concentrados en la Plaza de Navarra a la hora del comienzo del acto oficial han dado una inaceptable muestra de falta de educación al silbar las palabras en euskera de Arturo Goldaracena, el alcalde anfitrión, el depositario de la voluntad popular del pueblo que les ha acogido con los brazos abiertos. Amparándose en la presunta hegemonía de la ideología integrista y antivasca entre los concentrados, han herido los sentimientos de muchos de los reunidos, también los de muchos auroros, que no salían de su asombro. Este acto, en absoluto espontáneo, denota la inadaptación cultural de la derecha navarra, que indudablemente causa un perjuicio colectivo a la cohesión social. Pero el mayor daño se lo causan ellos mismos, porque cuando se avanza por un camino equivocado, cuanto más pasos se dan, mayor es el camino a desandar. Y por ahí van muy mal, pretender hacer del euskera un elemento de desunión entre los navarros es una apuesta sin futuro.
Praxku