Páginas

domingo, 4 de octubre de 2015

CASQUERÍA

De chaval estaba El Caso. Ibas a la hora del recreo a la tienda de alimentación más cercana al colegio a comprarte una bomba de crema o un triángulo de chocolate y de la puerta colgaba la prensa del día y allá estaba la portada de El Caso, con una cabeza abierta por la mitad o algo aún más truculento. Algunas portadas ya comenzaban a introducir el color, así que las imágenes en blanco y negro de El Caso todavía resaltaban más. Convenía no mirar muchos aquella portada si querías digerir tu festín de azúcar sin que se te cuajase en el estómago. Hoy El Caso abre los telediarios pues todos hacen un repaso exhaustivo de los asuntos más tétricos, con un detalle y una duración que algunos días te obliga sí o sí a apagar la televisión si no quieres que tu digestión se trunque definitivamente. En el telediario de Antena 3 del viernes por la noche el locutor dio como primera o segunda noticia la detención del presunto asesino de una chica hace 18 años y no contento con anunciar cómo la mataron nos contó el número exacto de puñaladas que recibió. Daba la impresión de que le brillaban los ojos.  (klik egin-ver más)
Jorge Nagore, en Diario de Noticias

MASACRES QUE NO CESAN

El problema parece ser más hondo y relacionarse con un Estado que como rasgo histórico ha hecho una exaltación de la violencia y de la muerte como métodos legítimos de acción. Para no ir más lejos, en estos días seis condenados a muerte esperan su turno para ser ejecutados en diversas cárceles estadounidenses en el curso de la semana próxima. Otro ejemplo de este extravío ético es el hecho de que Washington realiza ahora mismo bombardeos en la lejana Siria con el pretexto de salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos, los cuales, a juzgar por los hechos, enfrentan una amenaza mucho más grave y concreta de índole interna: la de los desequilibrados que un buen día deciden poner fin a decenas de vidas, acuden armados hasta los dientes a un sitio concurrido o bien a su propio centro de estudios o de trabajo y hacen una masacre como la de ayer en Roseburg, Oregon. (klik egin-ver más)
Editorial de La Jornada