La procesión de Viernes Santo tuvo este año una ausencia que suena a advertencia: la carencia de costaleros dejó aparcado en la iglesia de San Francisco el paso de Los Azotes. No hubo voluntarios para sacar a hombros este conjunto de dos figuras que representan el castigo que padeció Jesús en víspera de ser crucificado, algo que, por otra parte, ya ocurrió hace dos años.
La escasez de voluntarios también se notó en el resto de cofrades y, por ejemplo, los que alzaron La Dolorosa, una de las figuras de mayor fervor, observaron la falta de relevo a lo largo del recorrido. Según algunos participantes, parece impepinable la instalación de ruedas en los pasos que se quedan sin portadores, una solución para el debate.
En otras parroquias también se notó la ausencia de voluntarios, como en la legión de romanos de Santa María que tuvo que acudir a preadolescentes para completar sus filas. También en San Pedro se nota más cada año la veteranía de los entunicados. A pesar de ello, la procesión atrajo la atención de una multitud de vecinos y visitantes, que disfrutaron de una climatología benigna.
El Olitense