El Ebro lleva menos agua de la que llevaba, y mucha menos –la mitad, si llega- de la que, desde hace dos décadas, le atribuyen los partidarios de los macrotrasvases al arco mediterráneo. La combinación de los efectos del cambio climático con la intensa explotación de la agricultura, principalmente, y la industria en la cuenca están esquilmando sus recursos.
La aportación al Mediterráneo se ha quedado este año hidrológico por debajo de los 8.700 hectómetros cúbicos -8.611, según los datos provisionales a 28 de septiembre facilitados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)-, lo que supone menos de la mitad de los 18.216 que, según los cálculos protrasvasistas de Josep Borrell y Jaume Matas, llegaban al mar en los años 90 y posibilitaban eventuales transferencias de 1.850 y 1.080. De hecho, el año pasado, en el que la cuenca del Ebro sufrió las mayores riadas en medio siglo, se quedó en 12.000, en apenas dos tercios de esas estimaciones. (klik egin-ver más)
Eduardo Bayona, en Público