No hay discriminación ninguna en esta hipótesis: alguien que sabe castellano, euskera y matemáticas y que acredita titulaciones oposita para sacar una de las, por ejemplo, 10 plazas para profesor de matemáticas en castellano, que son las que se sacan a oposición porque son las que se necesitan, y una de las 6 plazas para profesor de matemáticas en euskera, que son las que se sacan a oposición porque son las que se necesitan. Hasta hace poco, los que sabían euskera y castellano solo podían optar a las de euskera, lo que era una discriminación flagrante, porque se penalizaba al bilingüe. Ahora, eso no sucede y ayer se aprobó sindicalmente la lista única, para que los opositores se examinen una sola vez, algo lógico porque el conocimiento es idéntico en uno u otro idioma para quien los maneja a la perfección, que no tiene por qué verse perjudicado al tener que hacer un doble examen -doble esfuerzo- en castellano y en euskera frente a quienes se presentan en una sola lengua. La lista única, obviamente, supone que opositores que solo hablan castellano -monolingües- puedan tener más rivales opositando que cuando se tenía a los bilingües recluidos en una jaula, pero eso no es discriminación, puesto que todos hacen el mismo examen, optan a las mismas plazas -el de castellano jamás optaría a las de euskera, porque no sabe, como el que no sabe Física no oposita para ser maestro de Física- y disponen de las mismas herramientas, temario y tribunal. Lo discriminatorio sería que se sacasen plazas en euskera por encima de las que estipule la realidad y la necesidad, eso sí, pero que alguien que domina 2 idiomas pueda optar a examinarse en las plazas para los 2 y de una sola vez no discrimina a nadie, ni da ventaja a nadie. Dar ventaja es inventarse méritos o capacidades inexistentes. Esto es que todos los opositores jueguen con las mismas papeletas conforme a su capacidad.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias