Esta contundente apelación al derecho de autodeterminación que hacía Alfredo Pérez Rubalcaba en 1974 se atribuirá al "diferente contexto" de la época, a un disculpable pecadillo de juventud del incombustible político cántabro. Sin embargo, a Txillardegi, por haber tomado parte en la fundación de ETA en 1959, organización que abandonó en 1967, el ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, su ciudad natal, no se ha dignado todavía dedicarle una calle, incluso le ha negado la denominación de la biblioteca municipal central, a pesar de contar para ello con méritos académicos más que suficientes que nadie osa discutir. La retroactividad y las contextualizaciones son selectivas. En España desde luego, pero en Euskal Herria también, lamentablemente.
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