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domingo, 11 de marzo de 2018

"LOS CAÍDOS", UN MONUMENTO TÓXICO

Se dice que, si perdemos la memoria del pasado, nos veremos abocados a repetir los mismos despropósitos que hicieron desgraciados a nuestros más inmediatos predecesores. Pero lo cierto es que se trata de un axioma que continuamente el ser humano se lo pasa por la piedra de la indiferencia. No escarmienta. No otorga a la experiencia de los demás ningún valor regulativo de su conducta. Tiene que meter el dedo en la llaga por sí mismo, si no, no se la cree.
¿Quién ignora que las guerras son la peor barbaridad inventada por el ser humano? Sin embargo, los dirigentes de este mundo siguen llevando a las masas a ellas, teniéndolas como única solución a los problemas geopolíticos que la situación económica genera en sus particulares negocios. El ser humano no es animal racional que escarmiente, y repite una y otra vez las mismas calamidades que perpetraron sus abuelos. Recordamos bien cómo fue la última guerra civil en España y que en Navarra adquirió la forma de exterminio, dado que aquí no hubo frente bélico. ¿Y qué deseamos, seguir glorificando dicha gesta manteniendo un edificio público que encarna tal barbarie como pocos? Porque dicho edificio es eso y no una condena explícita de tal barbarie, por mucha resignificación que se pretenda. Mona vestida de seda, en mona se queda. (klik egin-ver más)
Víctor Moreno, Carlos Martínez, José Ramón Urtasun, Pablo Ibáñez, Clemente Bernad, Fernando Mikelarena, Carolina Martínez, Ángel Zoco y Txema Aranaz, (miembros del Ateneo Basilio Lacort)

XABIER, NUEVA VÍCTIMA DE LA CÁRCEL

Desde diversas instancias venimos denunciando la aplicación extrajudicial de la pena de muerte en las prisiones españolas como consecuencia de la buro-represión, es decir, de una lógica perversa y sutil que provoca finalmente la muerte de muchas personas presas, como puede haber ocurrido en el caso del preso vasco Xabier Rey, muerto en la cárcel gaditana de Puerto III. Una muerte, aparentemente, por «suicidio», de una persona joven que, si estuviera cumpliendo su condena en las condiciones de respeto a sus derechos reconocidos por la ley, posiblemente hoy, estaría viva. La capacidad que el Estado tiene de funcionar al margen de la ley, con total impunidad en unos casos, y la interpretación y aplicación de la ley penitenciaria, como arma o instrumento de castigo por encima de todo, frecuentemente, llevan a desenlaces fatales como éste.  (klik egin-ver más)
César Manzanos, en representación de la asociación Salhaketa de Araba