Era inevitable que llegara el día en el que la CNMV impusiera a José Borrell una multa de 30.000 euros por el uso de información privilegiada en la venta de un pequeño paquete de acciones de Abengoa, de las que era titular su exmujer Carolina Mayeur, un día antes de que la empresa presentara un preconcurso de acreedores y sus títulos se hundieran en Bolsa. Y era inevitable también que se pidiera la dimisión del ministro de Exteriores, entonces consejero de la firma, porque su maniobra, por más vueltas que se le dé, es impresentable e indecorosa y no admite excusa alguna.
Juan Carlos Escudier, en Público