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lunes, 23 de septiembre de 2019

¿LOS RESIDUOS DE LA MCP AL CULEBRETE?

La polémica de qué hacer con los residuos de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona está en la calle y su solución como nos lo exigen diversas directivas europeas, resulta urgente dado los años de retraso que se llevan en solucionar este problema.
Es evidente dicho el retraso en la gestión y tratamiento de los Residuos por la MCP respecto a buena parte de Europa. El incumplimiento de leyes y normativas sobre Residuos nos acarrea frecuentes sanciones y además, estamos superando ampliamente los límites de contaminación (aire, suelo y agua) que la lucha contra el Cambio Climático y la Sostenibilidad nos marcan y nuestra salud ligada al Planeta Tierra nos exige. No es casual que en nuestra comunidad, el Vertedero de Góngora sea la instalación que más GEI (Gases de Efecto Invernadero) emite... más que cualquier empresa o industria por grande que sea.    (klik egin-ver más)

Ana Malón, Julen Mendiguren, Juan del Barrio, miembros de la Compañía de las 3 Erres, (Reducir, Reciclar, Reutilizar)

INQUINA AL "GORA"

Comenta un tal Pachi Mendiburu en redes sociales que el “gora Anaita, además de artificial, fue una mala elección como grito de guerra”, añadiendo a continuación que “el aúpa Anaita es más tradicional, más del deporte, es más fuerte, más popular y, además de navarro, es también vasco. Y no se presta a confusión”.
En lugar de censurar a un funcionario público que, si se le presume un mínimo de inteligencia al subinspector Perdiguero, publicó un tuit malintencionado que pretendía difundir la falsa noticia de que el Anaita coreaba un gora ETA, el autor prefirió replicar a miembros del club críticos con el policía nacional. La tesis que plantea es que los responsables de esta polémica son los jugadores por elegir un grito de guerra equivocado. Algo inédito esta fiscalización del uso del gora, y sorprendente el escrutinio moral de un grito de guerra bajo la premisa de aquello que es más “tradicional” y “navarro”. La tesorería de las esencias populares ya tiene representante.
Sin embargo, la perla la deja para el final cuando concluye que “un grupo modelo, como es el Anaita, sabrá rectificar sin esperar a que Helvetia, el patrocinador, tome cartas en el asunto”. Tras esto solo queda aplaudir al autor y decirle ¡Aúpa tú!. O mejor: ¡olé tus huevos!. Aunque quizás esta expresión no sea muy navarra, espero que me disculpen. Resulta que el patrocinador debería actuar si el equipo no cambia el gora por el aúpa, u otro término que no dé lugar a terribles ilusiones auditivas. Admirable paternalismo e indulgencia para con el hijo, al que el autor perdona su pecado siempre que reflexione y no reincida.
Lo cierto es que no hacen falta fenómenos que den lugar a la confusión para perfilar cierta inquina al gora. Más de una persona permanece convaleciente por la úlcera que les provocó ese “gora Tudela” y “gora Santa Ana” que se gritó antes del lanzamiento del chupinazo en la capital ribera. ¡Qué vil atrevimiento! La quema de Edurne León, la voz sacrílega e infiel, habría sido un hermoso acto paralelo al Pobre de mí. Cual bruja de Zugarramurdi.
Por supuesto, el subinspector difamador no ha borrado el tuit ni ha pedido disculpas, y en lugar de una sanción quizás haya recibido múltiples apoyos. Quién sabe si incluso alguna medalla al mérito. Algo de esperar. Lo que es más difícil de entender es que el susodicho encuentre justificación en nuestra tierra. Es preocupante que sigan existiendo personajes que, disfrazados de cierta intelectualidad, sean incapaces de censurar estas maniobras pueriles de manipulación y claro interés espurio. Más aún viniendo de un funcionario público al que pagamos todos.
Jon Guergué San Miguel, en Diario de Noticias

LA DERROTA ETERNA

El nuevo trabajo de la sociedad compuesta por Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga es el título de esta 67ª edición de Zinemaldia que seguramente más cerca nos vaya a situar de esa meta tan deseada (y, de hecho, exigible en cualquier gran festival). Estoy hablando, por supuesto, de esa gran película que justifica, por sí sola, el desplazamiento, y que consecuentemente, nos va a acompañar de vuelta a casa.
Para esta ocasión, el conocido como «equipo Moriarti» prescinde del euskera, y filma en un castellano que, esto sí, va a estar profundamente marcado por los acentos y los dejes del sur. El lenguaje ceceante como punto de apoyo fundamental para la adaptación en la Andalucía de 1936. Se nos viene encima, una vez más, la Guerra Civil española. Empieza a correr así una historia que al principio se comporta como una caza humana angustiosamente trepidante... pero que al poco rato, nos aprisiona en la asfixia del –mejor– cine del encierro.
La oscuridad con la que el director de fotografía Javier Agirre Erauso baña cada imagen, cala inevitablemente en el espíritu de un relato cuyo propósito no es otro que arrojar algo de luz sobre uno de los episodios más oscuros de la Historia reciente del territorio visitado. Hay en las dos horas y media que dura “La trinchera infinita” un sentimiento insoportable de derrota eterna. De una humillación y de una indignidad que, por –terrible– justicia divina, se imponen como combustible de ese miedo y de ese rencor que crecen en los rincones más sombríos de cada hogar. De puertas para adentro, y encarcelados en un ambiente irremediablemente viciado, Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga han firmado la que seguramente sea la película de posguerra perfecta.
Víctor Esquirol, en GARA

MENTIR SIN COMPLEJOS

En eso que con bastante pompa se llama sede parlamentaria suele ser conveniente no mentir o cuando menos utilizar el menor número posible de medias verdades. Lo digo porque en la moción de Navarra Suma para que los Borbones y apegaosvuelvan por aquí cada dos por tres a hacer de floreros, comentó el portavoz de Navarra Suma Iñaki Iriarte que “España no es una monarquía por la gracia de Franco, que pudo nombrar a quien quisiera, pero la monarquía fue aprobada en referéndum”. Esto es mentira. Franco pudo nombrar a quien quisiera, como buen dictador y sangres que fue, pero nombró a Juan Carlos, que fue coronado rey el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, sin que nadie absolutamente votara a favor o en contra de eso. Fue Rey por decisión exclusiva de Franco, un dictador golpista, asesino y que metió al país en la cueva en la que en muchos casos aún sigue. Tres años después, el 6 de diciembre de 1978, a los españoles se les plantó delante votar sí o no a la Constitución, que recogía y recoge cientos de asuntos, artículos, etc. Entre ellos, el de la monarquía. Los españoles jamás han votado en exclusiva si quieren o no monarquía. Tú puedes votar sí a la Constitución porque consideras que el conjunto es mejor que votar no, pero estar en contra de la monarquía. Nunca se ha elegido esto en referéndum, señor Iriarte, no mienta. Y, sobre todo, no mienta a la gente, que es a quien se dirige desde la sede parlamentaria. Y recuerde esos segundos de la entrevista a Suárez, presidente en 1978, en los que reconoce fuera de micrófonos que “si hago un referéndum sobre la Monarquía lo perdíamos, hacía encuestas y lo perdíamos. Entonces metí la palabra Rey y la palabra Monarquía en la ley y así dije que había sido sometido a referéndum ya”. Tenemos esto por un dictador y una trampa. Y por miles de mentirosos serviles que siguen la trampa y la mentira.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias