Alima llegó en 2018 a territorio marroquí y es demandante de asilo en dicho país desde diciembre de 2019. Huyó para evitar que a su hija, que ahora tiene poco más de tres años, le hicieran la mutilación genital femenina. Cruzaron a España, a Ceuta, en mayo de 2021, cuando le hicieron creer que se “habían abierto las puertas” entre los dos países. «Al día siguiente de haber entrado, me devuelven con mi hija (…) Yo gritaba y gritaba que era demandante de asilo, pero nadie escucha. Me arrastraron porque yo me agarré a todo, pero no pude aguantar”, explica. Su testimonio está recogido en el Informe Derechos Humanos en la Frontera Sur 2022, que este año es un monográfico dedicado a mujeres y frontera. (klik egin-ver más)
La Marea