El Gobierno ha conseguido un balón de oxígeno in extremis que le permite ganar cierto tiempo y esquivar un par de golpes ante la agitación en las calles de estas últimas semanas. El acuerdo en Bruselas que permite a España no vincular los precios del gas con los de la electricidad ha permitido, al menos por un instante, que Pedro Sánchez vuelva a parecer un tipo hábil capaz de conseguir un buen trato para el país que gobierna. Justo cuando la derecha sacude de nuevo las pancartas y se mimetiza con reivindicaciones en muchos casos legítimas de determinados sectores, ahogados por los altos precios de las energías y el desabastecimiento. (klik egin-ver más)
Miquel Ramos, en Público