Durante todo este fin de semana los quintos de Olite nacidos en 1990 salen a la calle para, entre almuerzo, comida y cena, celebrar una particular fiesta que ha perdido su sentido original desde que desapareció el servicio militar obligatorio. Noviembre solía ser un mes de quintos. En Olite los mozos (a las mozas ni se le invitaba a salir) se echaban a la calle en colecta. Pedían pesetas con las que financiar días de juerga. La “mili” era para muchos la única oportunidad de dejar el pueblo por una temporada, unas vacaciones pagadas que, si te tocaban en Ceuta, te podían salir caras (klik egin-ver más)
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