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viernes, 6 de febrero de 2009

NO ES MORAL CRISTIANA, SINO HIPOCRESÍA

Silvio Berlusconi, el mismo gobernante que no se recata en poner en grave riesgo la vida de los inmigrantes sin papeles cuando pretende obligar a los médicos a denunciarles, el mismo que ha mostrado sin el menor disimulo su desprecio por las víctimas de las guerras, está empeñado, en nombre del derecho a la vida, en provocar la aprobación urgente de un decreto-ley ad hoc con el que detener el proceso de suspensión de la alimentación e hidratación artificial de Eliana, la joven italiana que lleva 17 años sufriendo la prolongación artificial de la respiración, que no de la vida; porque eso no es vida.

La vida es un derecho, de ninguna manera una obligación. Y si se convierte en tormento, si los recursos de la medicina no constituyen ya ninguna terapia porque no consiguen más que mantener una situación injusta, cruel y absurda, no hay ley humana digna que pueda coartar el derecho del afectado y de los que le quieren a poner fin a esa situación. Porque es algo que ni siquiera choca con la moral cristiana, sino con la hipocresía de la jerarquía vaticana que ocultan que Juan Pablo II cuando vio que le llegaba su hora se negó a ingresar en ninguna clínica en la que le alargasen inútilmente unos cuantos días la vida.
Praxku

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