Cuando oímos hablar de almadías, equivalente navarro de las nabatas aragonesas o de los raiers catalanes, asociamos este antiquísimo medio de transporte fluvial al Roncal y en mucha menor medida a otros valles pirenaicos: Salazar, Aezkoa e incluso Urraul. Pero las almadías llegaban en un tiempo mucho más al sur y navegaron por otros ríos en los que hoy resulta difícilmente imaginable su presencia: por el Arga, pues está documentalmente probada su existencia en Peralta y en Falces; incluso por su afluente Arakil. Y por supuesto, por el Ebro, por cuyo ancho cauce transportaban la madera hasta Zaragoza y en ocasiones hasta Tortosa, próxima ya la desembocadura.
Para alcanzar el Ebro desde los Pirineos había que seguir todo el curso navarro del río Aragón, y parte del aragonés, si se venía desde Roncal. Tal como se recoge en el libro Almadías por los ríos de Navarra, de Fernando Hualde, Félix Sanz y Satur Napal, la base documental de la tradición almadiera es particularmente importante en lo que se refiere a este río, puesto que son cientos y cientos los manuscritos encontrados en los que se reflejan las quejas y pleitos suscitados.
(klik egin-ver más) Fuente: Almadías por los ríos de Navarra
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