El asesinato de Eduardo Puelles ha tenido una necesaria e importante respuesta pero un tratamiento institucional oportunista -no se correspondía con el duelo colectivo- y un enfoque mediático inadecuado.
Se pide unidad frente al terrorismo mientras el mensaje principal, explícito en unos casos y subliminal en otros, es que ahora sí se hace lo que se debe. O sea, que antes no. Y ello a pesar de que la Ertzaintza es la misma; sólo que ahora le prometen información que antes se le negó y confraterniza con Guardia Civil y Policía Nacional. Las rutinas del duelo también son las mismas, sólo que acompañadas del énfasis de la sobreactuación y del exceso de información focalizada (repetición extenuante de la misma pieza en las noticias). (klik egin-ver más)
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