Ya no hay en las fiestas de Olite tabernas con gas. Los sifones y gaseosas prácticamente se han esfumado de la barra. Si acaso malviven, acomplejados, en un rincón de la cámara frigorífica del bar. Apartados en un txoko oscuro para que nadie los vea. Los mejores lugares son ahora para elegantes vinos, reservas y crianzas, que se toman en estado puro, sin que se le ocurra a nadie contaminar su sangre roja con la burbuja proscrita.
Hoy no hay txikitero que se atreva a pedir al barman un vino con gas y menos un tinto “mojado” como se echaba antes. El “agua con hipo”, como la definió Ramón Gómez de la Serna, ya no se lleva y, sin embargo, hubo un tiempo en el que bautizaba buen número de caldos y reinaba en las fiestas ... (Klik egin-ver más)
Luis Miguel Escudero (La Voz de la Merindad)
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