Ha pasado el verano y no ha habido localidad navarra en la que no se hayan expresado en forma de procesión las diversas advocaciones de santos, santas y vírgenes, patronos y patronas en las diferentes fiestas de cada lugar.
Esto no tiene mayor importancia ética y se debe a las tradiciones católicas que imperan en la epidermis de nuestras costumbres. San Roque, Santa Ana, el mismísimo San Fermín, alzados sobre los hombros correspondientes, pasean encima de sus porteadores, templados todos con las músicas correspondientes de jotas o los sones acompasados de las bandas de música municipales. (klik egin-ver más)
José Ignacio Lacasta Zabalza (en Diario de Noticias)
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