Las manos de Raji Sourani, palestino de Gaza, hablan tanto como su voz. Transmiten el sufrimiento y la desesperación del pueblo al que pertenece, un colectivo humano de hombres y mujeres que no eligió una tierra determinada para nacer. Sencillamente vinieron al mundo, al igual que sus antepasados, en su propia casa.
Las manos de Raji Sourani expresan también determinación y apoyan con energía sus palabras. Vuelan en el aire para ilustrar su mensaje repleto de datos que encogen el alma. Tocan con firmeza la madera cuando han de corroborar las convicciones, las ideas claras de quien tiene decidido un futuro en lucha por la dignidad.
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