Estamos en la Jacetania, antiguo territorio vascón. En el umbral de la alta montaña, el Castillo de Acher es una cumbre especial. Su forma particular, rodeada de una muralla natural que le da un aspecto inexpugnable, su estructura de grietas en las que se conserva la nieve, sus precipicios y sus pedrizas, los bosques y los prados que le rodean, contribuyen a hacer de élla uno de los objetivos más frecuentes del montañero medio, partiendo generalmente de la selva de Oza. No requiere preparación técnica especial dentro de la temporada, simplemente atención y una condición física aceptable. Al alcance de cualquiera que cumpla las normas más elementales de respeto a la montaña. Porque como decía el lema de la reciente fiesta del montañismo navarro, en la montaña todos somos titulares.
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