El diseñador Adolfo Domínguez se ha despachado a gusto a favor del despido libre, por la desregulación de las relaciones laborales y por el entierro del Estado de Bienestar. "Despido sin trabas administrativas ni judiciales, al estilo anglosajón, porque la incertidumbre nos mantiene vivos".
Como tantos otros apóstoles del ultraliberalismo, este empresario presume de haber militado en tiempos en el PC y de haber viajado en un 2CV a París. Declara además que salió adelante dando trabajo para coser a las mujeres de las aldeas gallegas, aunque no dice por cuánto. El sistema por el que aboga no tiene nada de innovador, existe en muchas partes del mundo. Por ejemplo, en Asia. Y son esas condiciones laborales y salariales las que quiere importar. El que avisa no es traidor.
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