Su apuesta firme por el euskera, por que sus hijos e hijas aprendan esta lengua propia de Navarra ha sido y es para decenas de familias una verdadera carrera de obstáculos. Kilómetros de autobús (taxi o coche), un desembolso económico de entre 100 y 200 euros al mes para hacer frente al gasto del comedor, transporte y/o cuota de las ikastolas concertadas, desarraigo... Todo por haber nacido o residir en localidades situadas en la denominada zona no vascófona y desear que sus más pequeños adquieran un buen conocimiento de las dos lenguas de Navarra, y que este bilingüismo sea la base de un amplio plurilingüismo. Estas familias cumplen con los mismos deberes que aquellas que viven en Sakana, Pamplona o Baztan, pero sus derechos se ven coartados por el simple hecho de residir unos kilómetros más al sur.
En el camino no se han encontrado una piedra sino un puñado. Pero su decisión es firme y su esfuerzo por escolarizar a sus hijos en euskera, encomiable. En este reportaje se desgranan las vivencias de nueve familias pero sus experiencias se repiten en decenas de hogares. En Améscoas, Artajona, Mendigorría, Villafranca, Mañeru, Cirauqui, San Adrián, Lodosa, Beriáin, Corella, Cortes, Castejón, Artazu, Cadreita, Cintruénigo, Guiguillano... Estas familias han seguido adelante, pero otras se han quedado en el camino y han optado por matricularles en el modelo A (castellano con materia de euskera), que sí se oferta en su localidad. Muchas porque no se pueden permitir el coste económico que les supone la decisión de escolarizar a sus hijos en el modelo D (euskera). Otras desisten al ver las numerosas trabas que deben sortear. (klik egin-ver más) Diario de Noticias
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