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viernes, 12 de marzo de 2010

UN VIAJE DE AMOR

Un viernes cualquiera sale de Gazteiz un autobús repleto. Las mujeres, mayoría experimentada, organizan todo. Son madres, hermanas, compañeras, hijas de presos, todas igual de afanosas, sonrientes y camaradas. Por delante, 2.500 kilómetros. Soporífica película infantil, sólo para los muetes, eslabón más débil del viaje. Una chica cobra el billete: 100 euros, más las comidas, gastos, ayuda al preso... Un jornal para el viajero esporádico, una extorsión cruel para las familias habituales. Mascullando maldiciones, intento dormir.

Parada en Sevilla, de donde algunos parten hacia Huelva y Algeciras. Continuamos hasta llegar a un bar, enclave entre las tres cárceles de Puerto, que llaman “El Cepo”. Desmadejado y adolorido, uno no está para bromas. Dicen que el dueño del Cepo se porta bien, pero que para contrarrestar las críticas sobre el negocio que hace a costa de los etarras, ha exacerbado su españolidad, con bandera rojigualda en un hasta, en el pecho de los camareros, en los sobres de azúcar... Una foto de Iturgaiz (¿qué pintará aquí?) preside el bar. La gente se recompone del desmadeje del viaje y las mujeres, una vez totañadas, lucen bien hermosas para sus bienamados.
(klik egin-ver más) Jose Mari Esparza Zabalegi, editor

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