Hace unos años, Alfredo Sáez, Gran Consejero de un Gran Banco, apostaba por la necesidad de desmontar el estado del bienestar. Al terminar su discurso, alguien le puso delante una jubilación multimillonaria como reconocimiento a toda una vida de entrega refrigerada de despacho enmoquetado, alfombras limpias de alergógenos, sembrada de huellas de botines, gonzález, vals taberner, florentinos y calderones.
También José María Aznar, representante plenipotenciario en el mundo de una España destruida, anoréxica, infectada de socialismo mortal, es partidario de recortar el estado de bienestar. D. José María percibe una ayuda del Estado como ex-presidente, coche oficial, escoltas. Pero tiene que ejercer como trabajador por cuenta ajena (empresa-Murdoch) y servirse de sus múltiples conocimientos dando conferencias que le proporcionan unos ingresos y la posibilidad de dar a conocer al mundo todas las maldades de una España hundida y destrozada. Es su forma de cooperar con el turismo, la confianza de los mercados, la inversión extranjera, las exportaciones… No se le puede pedir más.
(klik egin-ver más) Rafael Fernando Navarro
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