Un sábado por la noche cualquiera, en una gran ciudad. Las obligaciones se cancelan, engullidas por la excitación que propicia el fútbol, las cenas de empresa, la jarana, la embriaguez, el sexo… o tal vez invita a la reflexión, a escapar con la belleza, a vivir o sufrir en familia…Los que lo hacen de un modo y los que lo hacen del otro, por esos, aparentes, azares de la vida, se ven abocados a encontrarse en el último lugar que quisieran hacerlo: un hospital. Una explosión ha derrumbado el techo de una discoteca y la noche trágica de los que allí se divertían, nos destapa el drama de la vida por medio de sus familiares y amigos, que acuden a la clínica en su auxilio. “Si me caigo en ese charco con el traje que hoy estreno, puede ser un verdadero drama: mi mujer se moriría de pena, y mi suegra de risa…”
Si no surgieran al mismo tiempo estos dos sentimientos, no comunicaríamos la doble cara del drama, del conflicto humano. Sí, también por medio de la sátira, del humor, los personajes de “Picospardos”, nos desvelan con desparpajo –en situaciones de lo más pintorescas-, sus miedos, secretos, dudas o convicciones, sobre ciertos rincones de la sexualidad y sus tabúes.
sietecaños.blogspot.com
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