Ya nos podíamos imaginar que iban a saltar de inmediato ante la solución ingeniada para que el electorado de Batasuna pueda participar en las elecciones soslayando los efectos de la decisión del Tribunal Supremo sobre Sortu. La duda era quién iba a ser el primero. Pues ya lo sabemos. Ha sido este caballero, número dos de la candidatura de UPN y portavoz del Gobierno de Navarra, para más vergüenza de todos, que insta a la Policía y a la Guardia Civil a proceder contra Bildu. Vendrán otros detrás, sin duda, pero de momento se están tentando la ropa, porque después del espectáculo de la división del Supremo, actuar contra una iniciativa suscrita por dos partidos legales abierta a independientes, se presenta complicado. Examinarán las listas, por supuesto, a la caza del independiente contaminado oculto, pero tratar de impedir la inscripción de Bildu en su globalidad sería más que osado.
Catalán deja bien claro lo que ya sabíamos: Se busca la ilegalización de las ideas, aún cuando no existan conductas punibles tipificadas. Pero no se trata tanto de castigar a las formaciones políticas representantes de las ideologías, como de neutralizar a su electorado. El objetivo son los electores, impedir de cualquier forma que participen, mantenerles eternamente en la frustración, para poder así seguir beneficiándose ellos de los escenarios de la violencia, incluso después de que ésta desaparezca.
Es que el efecto en los resultados y en el futuro de muchas instituciones puede cambiar mucho en función de la distribución ideológica de la participación. Por eso reclama Catalán la institucionalización a perpetuidad de la excepcionalidad política. Por eso encargan a la policía el cuidado de sus intereses. Como en el franquismo. Lo aprendieron de sus padres, es lo que mejor saben hacer y lo quieren seguir practicando.
Praxku
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