Es un problema pastoral que se viene arrastrando desde hace años. Las primeras comuniones, además de ser, en muchos casos, las últimas, se están convirtiendo en un contrasigno evangélico. La industria del comercio (con el Corte Inglés a la cabeza) ha olido el negocio y se ha lanzado a exprimirlo. A todo trapo. Convirtiendo las primeras comuniones en pequeñas-grandes bodas. Con idéntico boato. Y lo que es peor, trasnformando el sacramento en un mero rito social y de exhibición de nivel económico. (klik egin-ver más)
José Manuel Vidal, en Religión Digital
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