La revista Arantzazu ha dedicado un número especial monográfico dedicado al artista de 92 años Javier Álvarez de Eulate, franciscano del convento de Olite. El próximo día 8 de mayo se le brindará un homenaje en el santuario, donde se abrirá una exposición con sus obras. En otoño se podrán ver sus obras en el salón de exposiciones que Kutxa tiene en el Boulevard donostiarra.
El padre Javier, conocido sobre todo por ser el autor de todas las vidrieras que tanta luminosidad confieren al santuario de Arantzazu nació en 1919 en Donostia, hizo sus primeros estudios religiosos en 1930 en Arantzazu, que continuó después en Forua. Tras hacer el noviciado en Zarautz, llegó a Olite en 1935 para estudiar Filosofía y Letras. Hizo el servicio militar en 1938 en Iruña y volvió en 1940 a Arantzazu, donde conoció a los pintores Valentín Zubiaurre e Ignacio Zuloaga. En 1950 pasó nueve meses de retiro en el convento italiano de Bellegra. Al año siguiente fue admitido en la prestigiosa Academia de Artes de San Fernando, en Madrid. Tras pasar dos años en Cuba, volvió a Olite en 1961, donde montó su taller, donde hasta hoy ha ido acumulando numerosísimas obras.
Hombre de fuerte personalidad y carácter, tuvo una abierta competencia artística con Jorge Oteiza, con quien sin embargo mantuvo siempre una entrañable amistad. De su obra quedan también testimonios en algunos otros lugares de Navarra, como el ábside y las vidrieras de la iglesia de Santa Isabel de Cintruénigo, o los murales, la estatua de la Vírgen y del Cristo de la parroquia de San Francisco de Asís en Pamplona.
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