Sahid y Pedro se hicieron albañiles a las órdenes de la constructora Saiatu. "Allí sí estábamos bien, trabajábamos nueve horas y nos pagaban el primer día de cada mes lo que marcaba el convenio", recuerdan. Pero su empresa "no podía competir", como ellos mismos asumen, y acabó por prescindir de sus servicios. Presionados por la necesidad, se vieron obligados a llamar al pirata. "Es una persona muy conocida de Idiazabal", explica Pedro, que en pocos días les gestionó su regreso a una obra de Ordizia.(klik egin-ver más)
Abusos Patronales
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