En Madrid, la manifestación contra el estado general de las cosas fue más tranquila que en Barcelona. Más relajada, más de aperitivo dominical bajo un espléndido cielo castellano, y posiblemente menos numerosa, pese a la grandilocuencia de las cinco columnas confluyendo en la plaza del dios Neptuno. En Madrid, los manifestantes no tenían cuentas pendientes con la policía.
(klik egin-ver más) Enric Juliana, en La Vanguardia
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