El cruce de reproches entre Iñigo Urkullu y el PNV de Gipuzkoa reabre las hostilidades internas que permanecían latentes tras un largo periodo de calma. Escasos tres días de resaca electoral han sido suficientes para que las aguas empiecen a bajar turbias en el seno del partido jeltzale, que no está dispuesto a conformarse con «ser segundo en Gipuzkoa y cuarto en Araba». Mucho menos cuando en el horizonte asoman unos comicios autonómicos, en los que cada uno de los tres territorios repartirá 25 escaños. (klik egin-ver más)
El Diario Vasco
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