En el camino fronterizo entre Kenia y Somalia yacen los cadáveres de niñas y niños que sucumbieron al hambre y las penurias del viaje desde sus aldeas, arruinadas por la sequía, y el territorio keniata. La historia de esos niños que murieron entre Dobley, el último centro poblado en el sur somalí antes de ingresar a Kenia, aún no se ha contado, afirman trabajadores humanitarios.
Ahmed Khalif trabaja para una organización no gubernamental de Kenia y cruza a menudo el límite entre los dos países para asistir a la población somalí. Él ha visto muchos pequeños cuerpos a la vera del camino. “Cualquiera que siga esa ruta puede relatar terribles historias de cadáveres, la mayoría niños. Sus madres también se van muriendo. No se trata de madres desalmadas que abandonan a sus hijos, sino que intentan sobrevivir para honrar la vida”, describe Khalif. (klik egin-ver más)
Miriam Gathigah (en Viento Sur)