Periodista de la televisión catalana TV3 y directora de documentales históricos, Montse Armengou realizó en 2002 el documental pionero «Los niños perdidos del franquismo», en el que investigan el robo de niños a mujeres presas republicanas. En 2011 estrenó «¡Devolvedme a mi hijo!», que se adentra en la sustracción de menores y en las adopciones irregulares durante las décadas de los 60 y 70.
La sospecha en silencio de muchas madres de que su hijo no murió al nacer, el intento por recuperar a estos niños por parte de quienes se vieron obligadas a dejarlos en manos ajenas o a quienes les fueron arrebatados sin su consentimiento en nombre de la «caridad y moralidad» y la implicación directa y necesaria de la Iglesia católica y de las esferas del poder son el eje del documental «¡Devolvedme a mi hijo!», realizado en 2011 por los periodistas de TV3 Montse Armengou y Ricard Belis, y de plena actualidad por las crecientes denuncias de robos de bebés. Además, en 2002 estrenaron «Los niños perdidos del franquismo», un viaje íntimo al infierno que vivieron en prisión madres republicanas. «Lo que en un principio fue una sustracción de niños como instrumento de represión política se convirtió en un instrumento de represión moral y terminó siendo un gran negocio», concluye Armengou (klik egin-ver más)
Ainara Lertxundi, en GARA
La sospecha en silencio de muchas madres de que su hijo no murió al nacer, el intento por recuperar a estos niños por parte de quienes se vieron obligadas a dejarlos en manos ajenas o a quienes les fueron arrebatados sin su consentimiento en nombre de la «caridad y moralidad» y la implicación directa y necesaria de la Iglesia católica y de las esferas del poder son el eje del documental «¡Devolvedme a mi hijo!», realizado en 2011 por los periodistas de TV3 Montse Armengou y Ricard Belis, y de plena actualidad por las crecientes denuncias de robos de bebés. Además, en 2002 estrenaron «Los niños perdidos del franquismo», un viaje íntimo al infierno que vivieron en prisión madres republicanas. «Lo que en un principio fue una sustracción de niños como instrumento de represión política se convirtió en un instrumento de represión moral y terminó siendo un gran negocio», concluye Armengou (klik egin-ver más)
Ainara Lertxundi, en GARA
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