El día 29 sonará la hora de la lealtad. No hay en mí motivo alguno de adhesión a los dos grandes sindicatos estatales, protagonistas de una larga y triste debilidad frente al rocoso e inclemente mundo del dinero, pero sí parece claro que, convoque la huelga quien la convoque, el mantenimiento del paro en toda su intensidad determinará el futuro de los trabajadores durante muchos años. Si el día 29 la calle no es ocupada por los trabajadores, en paro o con trabajo, el porvenir de la ciudadanía popular española se convertirá en un camino doloroso y largo del que costará sangre y mucho tiempo regresar. (klik egin-ver más)
Antonio Álvarez-Solís, en GARA
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