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miércoles, 11 de abril de 2012

NAVARRA SIN CASTILLOS, NAVARRA SIN ORGULLO

Así lo explicaba el coronel español Villalba cuando escribió al cardenal Cisneros, regente de Castilla a la muerte del rey Fernando el Católico y promotor de la destrucción de los castillos de Navarra: "Navarra está tan baxa de fantasía después que vuestra señoría reverendísima mandó derrocar los muros, que no ay ombre que alçe la cabeza".


Esa humillación se sintió en todos los rincones de Navarra. Año tras año, coincidiendo con los intentos de recuperar el reino por los naturales, el castigo era la destrucción de un buen número de fortalezas, cercos, torres y todo lo que sirviera para defenderse.
Las cortes, aún bajo control castellano, protestaron enérgicamente al rey Católico y paralelamente los embajadores de los reyes navarros en el exilio pedían a las embajadas europeas que intercedieran para acabar con esa barbarie. Fue inútil, cuadrillas de canteros y soldados castellanos recorrían Navarra sin dejar piedra sobre piedra. (klik egin-ver más)

Iñaki Sagredo, en Nabarralde

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