La asociación ultracatólica CONCAPA llama a una misa el domingo en la Ciudadela de Iruña. La presidirá el arzobispo y ya anuncian, como no podría ser menos, que se van a transmitir allí valores. Y ya sabemos cuáles, o sea que muy bien, ya sabemos ese día por dónde no nos tenemos que acercar.
El problema es que no se trata sólo de que expongan dogmas, que no ideas, que bramen contra el matrimonio de los homosexuales o el uso del preservativo, o que aboguen por la enseñanza segregada. Es que al estar en el poder el partido al que directa o indirectamente votan, nos tienen a todos pillados en una involución de límites imprevisibles. Por de pronto ya hay en marcha un proyecto de recuperar el rol de restricción en favor de las clases altas que el integrismo ha reservado siempre a la universidad, y otro para penalizar de nuevo de hecho la práctica del aborto. Utilizan la libertad para intentar limitar la de los demás. Son, desde luego, reaccionarios, rancios y pasados de moda, pero de ninguna manera inofensivos.
Praxku
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