La invasión de julio de 1512 pilló por
sorpresa a unos navarros incapaces de hacer frente a un ejército de 15.000
soldados que penetró desde Álava, una columna que se desplegó durante 12 kilómetros y al
frente de la que avanzó el militar español más curtido de la época, Fadrique
Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba. Pamplona se rindió el día 25 para
evitar su ruina
Como un castillo de naipes fueron
cayendo las principales villas. Conocida es la resistencia de Tudela, que
finalmente cedió el 9 de septiembre. Empero, fueron pueblos de la merindad de
Olite los que más aguantaron fieles a los reyes Juan y Catalina. Persistieron
leales hasta el 21 de septiembre, cuando Olite, Tafalla y Miranda de Arga
enviaron representantes a Logroño para inclinar, de momento, la cerviz ante el
poderoso ocupante (klik egin-ver más)
Luis Miguel Escudero Ansa, en El
Olitense
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