El
periódico trae tres noticias que aparecen txikitas, aunque son terribles. Son
informaciones a una columna, con protagonista anónimos, gente sin postín que,
no obstante, revelan el panorama descarnado en el que nos movemos.
Un nota cuenta cómo un hombre de 74
años ha matado a su hijo discapacitado de 46 y luego se ha pegado un tiro al
verse incapaz de cuidarlo. Una página antes, o click para los lectores
digitales, la información relata que la policía ha detenido a una mujer con
orden de desahucio en su casa por pagar en un hiper con una tarjeta sin fondos.
Al lado, y es la tercera puñalada en
el los ojos, sale una foto de uno de los doce sindicalistas andaluces de
Sánchez Gordillo detenidos por ocupan un banco. “Se entra en los bancos para
señalar a los culpables. La crisis no podemos pagarla con dinero público”,
justifica uno de los compañeros de los enchironados.
Todas son noticias terribles, que
hoy se reproducen diminutas y que hace solo unos años, pocos, hubieran ocupando
y preocupado mucho más. Relatos que aparecen en víspera de que Angela Merkel
llegue a Madrid a marcar el paso de oca que vamos a seguir, un ritmo marcial
que pisotea dramas humanos en aras de intereses privados de banqueros que
mueven el mundo.
Luis Miguel Escudero, en El Olitense (5-9-2012)
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