El debate electoral de los segundos espadas de ayer en ETB-2 no arrojó ni novedades ni ideas no expuestas ya machaconamente hasta el momento. Y las limitaciones del formato no ayudaron precisamente a hacerlo más digerible. Ortúzar, del PNV, con un discurso y un semblante integrador, de ganador, pasó como un águila real respecto al resto de los intervinientes, entre los que Arantxa Quiroga, del PP, se mostró también como una buena comunicadora, si hacemos abstracción del contenido y de pretensiones pintorescas como vestir su programa de moderno, contradicción hábilmente puesta en evidencia, a cuento de las mantillas y de las peinetas, por un Óscar Matute ágil argumentalmente pero demasiado atropellado en sus exposiciones. El PSE no ganó ayer un solo voto con la actuación rígida y crispada de Isabel Celaa. Maneiro, tan antipático en el discurso como en el tono, logró, en su disputa por atraerse al voto más recentralizador, atrapar en contradicciones a los que han ocupado y a los que han sostenido el Gobierno Vasco de los últimos años. Navas, de la facción de Ezker Batua que no aparece con ninguna posibilidad en estas elecciones, presente en el debate gracias a la arbitrariedad de la Junta Electoral, recitó de forma plana y cansina su programa electoral. Lástima de división cuando por primera vez en mucho tiempo el viento comienza a estar de popa para Izquierda Unida en todo el Estado.
Hoy habrá un debate similar en euskera en ETB-1 y el próximo miércoles estarán los candidatos a lehendakari de las cuatro grandes formaciones. Se supone que la audiencia será superior y veremos si el contenido también, no lo tendrán difícil. Laura Mintegi tendrá ahí la ocasión de poner a contraste su frescura frente a tres políticos profesionales. Por último, el jueves próximo, tendrá lugar un debate similar en euskera, en el que por razones obvias supongo que no estarán ni López ni Basagoiti.
Praxku
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