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sábado, 24 de noviembre de 2012

AGRIO FINAL DE CAMPAÑA


Durante mucho tiempo quedarán en la retina de una amplia mayoría de catalanes los recuerdos que nos deja la campaña electoral que finalizó oficialmente la pasada noche. Lo que tenía que haber sido una campaña de enorme tensión dadas las posiciones políticas claramente diferentes entre los partidarios del derecho a decidir de Catalunya y los que se muestran contrarios a que este derecho pueda ser ejercido por la sociedad catalana ha acabado siendo otra cosa. Y no mejor. No más saludable para la legítima posición de cada uno. No más favorable a que tras la campaña los puentes de diálogo hubieran sido reforzados. El burdo intento de empozoñarla con acusaciones carentes del más mínimo rigor informativo contra la honorabilidad del president Mas, que ha sido acusado de ingresar en una cuenta particular en Suiza comisiones de obra pública, deja unas secuelas que sólo con el tiempo podrán ser percibidas en toda su dimensión. Y lo que más llama la atención no son las burdas acusaciones, sino los silencios, las medias verdades y las armas empleadas. Incluso el fiscal general del Estado ha tenido que reprender al fiscal superior de Catalunya para evitar que la apertura de diligencias por injurias contra el diario El Mundo, tras considerar radicalmente falsas sus acusaciones, pudieran llegar a buen puerto. Por el medio, se ha cuestionado a jueces y se han utilizado instrumentos de coacción importantes. Seguramente, más de los que se conocen. Todo ello pasará a un segundo plano en las urnas cuando se conozcan los resultados y cada uno deberá evaluar lo que ha hecho y el rédito que ha obtenido. Pero el país habrá salido perdiendo. No me cabe la menor duda.
José Antich, director de La Vanguardia


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