Ganó trece procesos electorales, entre ellos un referéndum revocatorio. Puso en libertad sin condena alguna a los militares y civiles que le dieron un golpe de estado y le tuvieron secuestrado. Toleró que durante un año un grupo de militares golpistas estuvieran amotinados en un hotel de una céntrica plaza de Caracas. No tuvo problemas en aceptar que decenas de televisiones privadas emitieran anuncios donde se le atacaba de forma inmisericorde y se alentaba al golpismo. Soportó todo tipo de calumnias y ataques provinientes de Occidente, entre ellos España. Repartió con más voluntad que eficiencia la riqueza y consiguió que millones de venezolanos y venezolanas salieran de la pobreza. Apoyó todas las causas nobles de Latinoamérica con una generosidad inaudita, como ha dicho a su muerte el presidente de Uruguay.
A este hombre, a este mestizo, los dictadores del "mercado libre" le llaman "dictador". Un vocero del grupo Prisa -vaya papelón el del diario El País en este tema- ha dicho que con su muerte volverá la normalidad a Venezuela. ¿Qué normalidad? ¿La del 80% de pobreza? ¿La normalidad de los miles de muertos en la represión del caracazo que dirigió este amigo de Felipe González, que fue Carlos Andrés Pérez? Que con su pan se lo coman. Los criminales del "libre mercado" no le perdonarán nunca. Ya lo sabemos, en el diccionario del neoliberalismo a la democracia de los de abajo se le llama dictadura y a la dictadura de los de arriba se le llama democracia. Lean la prensa española y lo entenderán.
Paralelo 36 Andalucía
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