Las calles de Sangüesa se inundaron ayer de vecinos indignados que buscaban una respuesta ante el temor de que la presa de Yesa ceda y haga desaparecer la localidad. Unas 1.500 personas, según los convocantes, tomaron las vías más céntricas de la ciudad para exigir una explicación por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro ante las últimas informaciones vertidas, así como para exigir la paralización del recrecimiento e incluso el desembalse del pantano. Instaron además a los gobiernos de Navarra y del Estado a realizar un informe independiente del de la CHE para conocer la verdad.
Diario de Noticias
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