Una imagen vale más que no sé cuántas palabras, las que ya sobran en este repugnante asunto del enriquecimiento feroz de la casta política navarra encabezada por la Barcina, cuya codicia es ya legendaria. La repulsiva expresión de su cara lo dice todo: no dimitirá ni imputada, pese a haber proclamado, en arenga política, que quien estuviera imputado quedaría fuera de su partido. Qué más le da lo dicho o lo dejado de decir. Lo de esta gente es la mentira institucional, la ocultación, el tapadillo, el contar con el aplauso incondicional de sus secuaces que avalan el saqueo como un signo de distinción social. Esa cara, su expresión lo dice todo: arrogancia, soberbia, chulería.....Dirán que devolvieron las dietas cobradas de manera abusiva e indecorosa, haciendo del fraude ley. Sí, esa es una triquiñuela de abogado para, llegado el caso, convertir una marrullería en atenuante, al margen de que no supone detrimento alguno para su patrimonio. Lo hicieron cuando se destapó su método de enriquecimiento, no antes. Estamos gobernados por tramposos y maleantes, apoyados por fiscales y magistrados, policías y empresarios, delincuentes y banqueros, y por votantes no tan de la sopa boba como parece: harían lo mismo o redoblado.
Miguel Sánchez-Ostiz, en Vivir de Buena Gana
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