El Partido popular no puede cambiar en solitario el sistema de pensiones. Y no porque no tenga mayoría parlamentaria suficiente sino porque los costes electorales de tocar las pensiones y el Pacto de Toledo en solitario serian demoledores. Por eso ha montado la comisión de expertos y por eso nos tenemos que ya haya un pacto encubierto entre PP y PSOE y entre los mismos sindicatos. La supuesta metedura de pata del representante de CC.OO. no ha sido contundentemente contestada por la dirección federal del sindicato. Las declaraciones de Rubalcaba son de una ambigüedad escandalosa, solo apoyará cambios si están presentes los sindicatos.
La operación “tarjeta dorada” está en marcha, el botín de las pensiones es muy suculento y el PP ha exigido a la banca y los poderes fácticos consenso para abordarla. Parece que estas gestiones están dando sus frutos y el bipartidismo político y sindical está por la labor de acabar con el actual sistema público de pensiones. La noticia no es evidentemente buena, es terrible pues implica que la totalidad de actores del régimen de la transición han unido su suerte a la locura neoliberal del Partido Popular. La reforma de las pensiones será seguramente la línea divisoria que definirá qué parte de la izquierda política y sindical está disponible para el cambio.
Paralelo 36 Andalucía
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