Cuesta creer que Navarra pueda tener un gobierno de izquierdas. El tiempo inclemente de la gran derecha navarra se hace eterno y nos ha convertido en rehenes de la desesperación. Pero hay indicios, leves pero reales, de que ese tiempo entrampado ya ha presentado su dimisión, que asistiremos a los funerales del cesarismo upeniano. Un amigo infiltrado en Palacio me dice que algo se mueve. Que las tensiones allí, aunque las alcantarillas son de boca ancha, ya no se ocultan. Dice que el ambiente está caldeado. No por la llegada del verano que pareciera otoño, ni tan siquiera por la inminente diáspora sanferminera que ya amenaza. (klik egin-ver más)
Paco Roda, en Diario de Noticias
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