Cuentan de un cura destinado en Mendigorría, de ideología un tanto enrevesada, que por no aceptar el origen vasco del pueblo, llegaba a negar, de forma un tanto peculiar, que fuera euskérico el nombre de Mendigorría. Y explicaba así la historia:
-Era una vez, cuando el pueblo no tenía ni nombre, y solo había unas casas, que pasó por aquí un mendigo muy triste. El párroco del lugar le dio una buena limosna y le dijo: "Mendigo, ría". Y de ahí le viene el nombre a este pueblo.
Y se quedaba tan ancho
La Voz de la Merindad.
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¿Y la monjita que según el diario de Cordobilla dio nombre a Sorauren. ¡Sor Auren! ¡Pásmense! ¡Sor Auren!
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