La mayoría de las economías desarrolladas está en recesión. Esto quiere decir que la actividad económica es muy baja: la mayoría de los empresarios no invierten sino que desinvierten (expulsan trabajadores, se deshacen de maquinaria y de locales, echan el cierre, etc), la mayoría de las familias no consume sino que ahorra lo poco que gana, y el sector público, a pesar de ser el único que podría impulsar la actividad económica mediante la inversión pública- no hace sino reducir su actividad. En consecuencia, el dinero no circula por la economía y esto en un sistema capitalista supone elevados niveles de desempleo y de pobreza. (klik egin-ver más)
Eduardo Garzón, en La Marea