Un nuevo escándalo vuelve a sacudir Murillo el Fruto, situando nuevamente a su alcalde, Javier Gárriz, en el ojo del huracán. Al primer edil le ha salido caro no ceder el uso del centro socio-cultural del pueblo al colectivo gitano Chachipen del Gau Kalo para la celebración de una boda que iba a tener lugar el pasado 30 de noviembre, cuando en las mismas instalaciones se han celebrado múltiples bautizos y comuniones.
Y es que para hacer frente a lo que ellos consideran un "brote racista", tal y como explica su presidenta, Segunda Jiménez, han sacado a la luz un documento firmado por el propio Gárriz en 2011, poco antes de que tuvieran lugar las elecciones municipales en las que salió reelegido, por el que se comprometía a "sacar a trabajar a los socios de etnia gitana" así como a cederles el uso del citado centro a cambio de recibir su voto. (klik egin-ver más)
Diario de Noticias
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